martes, 7 de enero de 2014

Aún no estamos preparados para el cuerpo

(y "Wiener Aktionismus", parte II)

Seguimos con el cuerpo, pero parece inevitable dejarlo. No se puede olvidar, tirar tan fácil como los despojos de piel de Francesco Albano; es el cuerpo a lo que no podemos renunciar sin pagar el alto precio de la vida. Volvemos a la cárcel, al daño. Por eso, no es extraño que el cuerpo se coloque en el punto de mira de muchos artistas ¿o es el cuerpo el que mira? Y lo hace de cualquier modo; se muestra tal y como es, como es natural: en su propia (perdón) mierda. Suena esquizoide, trémulo, pero haciendo un repaso por la historia de lo grotesco, el cuerpo se presenta como el objeto que recoge en sus carnes el peso de nuestra miseria.

En su condición frágil, el organismo es verdaderamente repulsivo ¿Y qué hay en este mundo, más asqueroso, más repugnante que un cuerpo? Ni si quiera abierto ya en canal, mostrando toda evisceración; solo en un simple vistazo ofrece los estigmas de toda condición, en este caso, humana. La verdadera repugnancia, el puro pavor se encuentra enclaustrado, justamente, en su mismísimo ser: el horror de pertenecerle a un cuerpo que no se siente como propio. La irrealidad del cuerpo, un auténtico calvario para Artaud (1896-1948), quien en sus dibujos deseaba refrenarlo; seccionar ese apéndice asqueroso que le ataba a una realidad que él no había pedido. Ni deseado, y que se veía obligado a lidiar con ella. Hasta sus últimos días. Y así lo hizo desde edad bien temprana, dejándose arrastrar por su locura por un sinfín de psiquiátricos.

Esquizofrenia. Lo que les une en el tiempo a Artaud y David Nebreda. Y la edad, diecinueve; con la que entraron definitivamente en un viaje sin retorno al abismo de uno mismo. La propia razón, inserta en el cuerpo, enferma. ¿Quién o qué lo causa? Lo ignoramos; en la desposesión del yo uno no sabe qué pensar. No hay ciencia, no hay método que resuelva el desajuste cuerpo/pensamiento. Sólo queda, la vejación, infligir dolor al cuerpo por pura disconformidad o, tal vez, en busca de la liberación. A través del poema, la palabra que escupe el cuerpo en pulsión de la mano; por medio de la propia expresión; a partir del propio cuerpo. El peso sí mismo, su huella, su machaque, su dejadez, muestra todo desinterés; insistir, cortar y seguir cortando, en él, hasta que por fin desaparezca. Siempre desde el propio cuerpo. No puede haber ficciones; el arte del cuerpo es cuerpo. Y así lo muestran las fotografías de Nebreda, quien, encerrado en su piso de Madrid, recurre a la fotografía como vía de escape de su realidad.

Infligirse dolor es de loquero; y estos casos lo demuestran (¿ah, sí?) Pero tal vez en su sesera, en su coherente esquizofrenia, residía la enfermedad sensata de no fiarse de su cuerpo. Pero quien ve a un visionario, ve también a un loco; aún no estamos preparados para el cuerpo. Y con esto quiero referirme al verdadero drama del cuerpo: la negación de uno mismo. Nebreda y Artaud, son ese punto y aparte de la sociedad. “No es un artista, señor mío; solo es un loco”.

Pero no estamos aquí para discutir el cuestionamiento del loco o del arte, o de ambas cosas (el loco artista o artista loco). Repito; aún no estamos preparados para el cuerpo. Ya que dejé un tanto descolgado el tema del Accionismo Vienés, prometiendo una segunda parte, me ha parecido oportuno incluir, en este repaso del cuerpo, a otros dos exponentes austriacos: Otto Muehl y Günter Brus. Sus obras proclaman, por los cuatro costados, una macabra ironía: si hemos de convivir con nuestro organismo y todo lo que en el exterior conlleva, no queda más remedio que simpatizar, jugar con él, como el niño que se entretiene aplastando hormigas.

Brus, tomó al cuadro como acontecimiento y lo llevó hacia su radicalidad, pasando primero como pintura tridimensional, para finalmente convertirse en performance. Esta progresiva corrección viene marcada, sin lugar a dudas, por una necesidad; y es que el cuerpo, para sentirse en su profundidad, en su peso, es necesario hablar desde él. En Brus, el cuerpo se coloca, como naturaleza muerta, frágil en sus andanzas por el mundo, cortándose con todo objeto a su disposición. Las incisiones a las que Brus somete a su cuerpo, son ofrecidas como ritual, como mártir de su relación consigo mismo y el exterior; la opresión del cuerpo y todo aquello que se le va imponiendo sobre la espalda: sociedad, religión, política. Resistencia como respuesta a lo que pesa. En un principio, la pintura oprimía los poros de la piel; después, la sangre derramada del corte quiso liberarse del yugo del cuerpo. Escapar.

Günter Brus, Zerreissprobe, Aktionsraum München (1970)
El cuerpo como elemento conductor y mensaje directo de lo abyecto; ese es Muehl. Pero el gurú de los escándalos, llegó aún más lejos; lo que le costó siete años de prisión y no sin razón. Se escapó de su cuerpo e involucró a un gran número de personas, incitándoles a formar parte de una nueva sociedad supuestamente libre; eso sí, que estuviera liderada por él. Bajo su mandato, todas sus perversas enajenaciones fueron conducidas, experimentadas y ejecutadas por más de seiscientas personas, incluyendo menores. La magnitud del problema es evidente; no es un pirado más que solo se lesiona a sí mismo; es un pirado que dirige y gobierna un festín de lo indigesto, del cual no hay escapatoria hasta para aquellos que se arrepienten de haber formado parte. La línea cuerpo-violencia-liberación, es un juego peligroso cuyas andanzas pueden revertirse fácilmente; perversión-enajenación-inmoralidad. Aún no estamos preparados para el cuerpo. Ni si quiera los artistas, quienes cerca de lidiar con él, se han despeñado en los límites de uno mismo.

sábado, 4 de enero de 2014

Solo la piel


On the Eve, (año desconocido) Imágenes de su página web: http://albanofrancesco.blogspot.com.es

Solo la piel. Pero ya no es suave; parece una tela, una tela rosácea de blandas formas que se repliegan sobre sí mismas. Tirada, sobre la silla, como quien deja su ropa de forma taciturna al desvestirse. El despojo del día. Restos. Desechos. Detritus. De entre toda esta escoria, asoma de entre los pliegues, cuelga entre las grasientas telas, una mano; un pie; un yoquéséqué. Es el resto (del resto) del naufragio.

 El cuerpo se ha ido, o tal vez la piel se haya despedido de él. El desprendimiento de toda su masa, de alguna u otra manera, hace que la forma pierda su forma o, más bien, se multiplique; gelatinosa en su ser, elástica, moldeable; la piel es otra masa de la masa con capacidades blandas. Pero ya no es suave.

Es inevitable llenarse la boca de palabras que juegan con la palabra ante la obra del joven escultor italiano, Francesco Albano (1976). No se sabe quién se despoja de quién, si el cuerpo de la piel, o viceversa; y tal vez no importe. Pero lo que está claro es que la dermis quiere también ser cuerpo una vez que éste desaparece, y no solo su limitador. La piel, el último guardián de la cárcel del cuerpo, límite que deja el interior al margen de su exterior es, sin embargo, un elemento de unión con éste. Provisto de tacto, no solo se encarga de acoger y envolver todos los órganos del cuerpo, sino que los mantiene en una extraña relación con su entorno; abrigo de estímulos que, para bien o para mal, afectan al cuerpo.  Por lo tanto, en su protección puede llegar a ser dañino, en su sentido más negativo; o eso es en lo que insiste Albano, quien asegura querer reflejar la violencia del cuerpo cuando éste se ve sometido y acosado por su entorno social. En ocasiones, Albano encierra a este cuero viejo y desgastado, castigándolo en una jaula. El encarcelador encarcelado── así aprenderá. Y no solo eso, si no que por sus malicias, es además, en su materialidad, condenado a ser cuerpo; ni si quiera eso, un rastrojo que se encuentra en constante desprendimiento, dependiente de un soporte, un contenedor o mueble en el que poder apoyarse. Pellejo inmundo.

LUMP#2, http://albanofrancesco.blogspot.com.es
   Entre platos, sillas y mesas, el cuerpo que deja de ser cuerpo; desaparece. ¿Y qué queda? Su carcelero, el opresor que le obligaba a sostenerse y sentir un mundo hostil. Solo la piel.