sábado, 4 de enero de 2014

Solo la piel


On the Eve, (año desconocido) Imágenes de su página web: http://albanofrancesco.blogspot.com.es

Solo la piel. Pero ya no es suave; parece una tela, una tela rosácea de blandas formas que se repliegan sobre sí mismas. Tirada, sobre la silla, como quien deja su ropa de forma taciturna al desvestirse. El despojo del día. Restos. Desechos. Detritus. De entre toda esta escoria, asoma de entre los pliegues, cuelga entre las grasientas telas, una mano; un pie; un yoquéséqué. Es el resto (del resto) del naufragio.

 El cuerpo se ha ido, o tal vez la piel se haya despedido de él. El desprendimiento de toda su masa, de alguna u otra manera, hace que la forma pierda su forma o, más bien, se multiplique; gelatinosa en su ser, elástica, moldeable; la piel es otra masa de la masa con capacidades blandas. Pero ya no es suave.

Es inevitable llenarse la boca de palabras que juegan con la palabra ante la obra del joven escultor italiano, Francesco Albano (1976). No se sabe quién se despoja de quién, si el cuerpo de la piel, o viceversa; y tal vez no importe. Pero lo que está claro es que la dermis quiere también ser cuerpo una vez que éste desaparece, y no solo su limitador. La piel, el último guardián de la cárcel del cuerpo, límite que deja el interior al margen de su exterior es, sin embargo, un elemento de unión con éste. Provisto de tacto, no solo se encarga de acoger y envolver todos los órganos del cuerpo, sino que los mantiene en una extraña relación con su entorno; abrigo de estímulos que, para bien o para mal, afectan al cuerpo.  Por lo tanto, en su protección puede llegar a ser dañino, en su sentido más negativo; o eso es en lo que insiste Albano, quien asegura querer reflejar la violencia del cuerpo cuando éste se ve sometido y acosado por su entorno social. En ocasiones, Albano encierra a este cuero viejo y desgastado, castigándolo en una jaula. El encarcelador encarcelado── así aprenderá. Y no solo eso, si no que por sus malicias, es además, en su materialidad, condenado a ser cuerpo; ni si quiera eso, un rastrojo que se encuentra en constante desprendimiento, dependiente de un soporte, un contenedor o mueble en el que poder apoyarse. Pellejo inmundo.

LUMP#2, http://albanofrancesco.blogspot.com.es
   Entre platos, sillas y mesas, el cuerpo que deja de ser cuerpo; desaparece. ¿Y qué queda? Su carcelero, el opresor que le obligaba a sostenerse y sentir un mundo hostil. Solo la piel.  

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