miércoles, 6 de noviembre de 2013

"Lo entrañable de las entrañas"

     El video-arte arranca a caminar, a partir de los años setenta, a paso decidido; en un mundo altamente estetizado, no podría haber sido de otro modo. Las imágenes fluyen por doquier, y el viandante siente ese impulso de aferrarse a una cámara, con el objetivo (nunca mejor dicho) de encerrar fragmentos de la realidad en estas eternas cápsulas que todo lo invaden.

     Carlos T. Mori, comisario de arte además de artista, nos introdujo en el mundo del video-arte doméstico en un pequeño encuentro que tuvo lugar en Domus Artium 2002 de Salamanca, con motivo de la pasada edición del Día Internacional del Cine/Video doméstico 

      El video-arte doméstico se mueve por espacios liberados en los que la norma estandarizada queda proscrita en pos del recuerdo espontáneo, de lo efímero. También funciona como testimonio de la realidad; o, incluso, como un impulso de grabar por el mero hecho de grabar, consecuencia directa de ese afán de atesoramiento que forma parte de nuestro bagaje de asimilaciones cultural. Y es que en el video casero reside un no sé qué imperfecto, que paradójicamente, se convierte en el elemento cliché buscado.

       Sin duda, Mori genera un discurso francamente interesante en torno a esta forma de video-arte más casero, llevándolo, irremediablemente, hacia otros campos como el de la sociología (prueba del carácter interdisciplinario del arte). Mori, motivado por ese recorrido y visionado de videos-domésticos, se llega a preguntar por cómo son los vídeos caseros de los artistas, si tenemos en cuenta que son tratadores incansables de la imagen.

       El rescate de ese pequeño archivo histórico-familiar, sin duda, da mucho juego; verse como una proyección del yo, sobre todo si se toma desde una gran distancia temporal, evoca ciertas melancolías muy tentadoras de ser salvadas; son añoranzas del otro yo y su relación con otra realidad pasada. En esta línea, se encuentra la artista Lorena Amorós, quien también ha salido a coalición en esta conferencia entre otros tantos artistas.

        La obra de Amorós titulada “Restos de familia: lo entrañable de las entrañas", muestra una compleja producción doméstica formada, por un lado, por archivos familiares en película Super 8 y, por otro, por imágenes de vísceras animales grabadas a posteriori en VHS por la artista. La peculiaridad reside en que ambas se proyectan a la par, es decir, simultáneamente en un mismo tiempo discursivo-narrativo, como un juego de espejos que se referencian entre sí; una imagen se apoya en la otra y viceversa. Por tanto, la inoculación de imágenes viscerales en la grabación casera, no responde a una cuestión estética que resida en lo abyecto; de hecho, responde más bien a una planteamiento de referencialidad, como hemos señalado.

         Encierra, además, un significado alegórico del paso del tiempo que se vuelca en la reflexión del pasado y de su fugacidad. Haciendo paralelismos con el título de la obra, lo que propone Amorós no es más que desentrañar las entrañas de un ayer remoto ya perdido pero que, en un soporte audiovisual, todavía perdura.

           Más allá de un mero juego de palabras o de imágenes alegóricas, la obra de Amorós evoca ciertos parecidos con un matadero; la compilación de imágenes pasadas conforma una serie de recuerdos que mantuvieron una viveza ahora extinta; y que ahora es tratada, empaquetada y etiquetada como producto de consumo.

Lorena Amorós; Fotogramas extraídos de "Restos de Familia" (2006-2007) 


                 

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