"Inevitable, susceptible a aparecer en cada cosa, lo siniestro se regodea de nuestro miedo, de nuestra ignorancia. Ligado a la idea del sublime romántico ──lo incomprensible que se desborda más allá de la razón── lo siniestro aparece en la contemporaneidad con otra significación, una doble identidad. Y es que, como diría Hernández en La comedia de lo sublime, existe la fácil posibilidad de que lo sublime se invierta en su contrario, la comedia, y por tanto, también todos los conceptos que se han servido de él para explicarse, como la belleza, lo pintoresco, lo grotesco y lo siniestro (Umheimlich) ──presentes en este proyecto plástico. Es un sublime que ha perdido su carácter trágico; un sublime reducido, y una comicidad ampliada.[...]"
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